Como los varegos no desistieron en sus intenciones de tomar
Constantinopla, el emperador bizantino acabó cediendo y firmando un
acuerdo comercial que a Oleg y a los suyos les resultó de lo más
favorable. Otro de los mitos que recoge la tradición sobre Oleg es que
de nuevo, su 'Volkhvs' de confianza, le advirtió de que moriría asesinado por su caballo. Por
ello, con gran dolor, el príncipe ordenó matar al potro, que como
podemos ver en la imagen superior sale representado con la cabeza gacha
al escuchar la predicción del profeta. Años después, en el 912, no
habiendo superado la partida de su fiel animal, ordenó ver sus restos. Al pisar su calavera, salió una serpiente que le mordió en el pie, causándole una muerte inminente.
Oleg, pisando la calavera de su caballo, justo antes de morir.
(Pintura de A. S. Pushkin, en el State Literature Museum de Moscú) En realidad, este episodio mítico proviene de una adaptación de la leyenda del siglo XVI titulada 'La Saga de Örvar-Oddr' , como apuntan desde 'La Brújula Verde' . Tras la muerte de Oleg, Igor, el hijo de Rúrik, asume el cargo de Príncipe de la Rus de Kiev, intentando
conquistar otras dos veces Constantinopla sin éxito. Al fin y al cabo,
esta era el centro del mundo tras la desaparición del Imperio Romano
varios siglos atrás: "La suya era una civilización compleja: una
sociedad cristiana con una rica cultura monástica y a la vez heredera de
la Antigüedad clásica", sostiene Paul Bushkovitch en su libro 'Historia de Rusia'.
"El Imperio bizantino era un Estado burocrático según el viejo modelo
romano. A los niños se les enseñaba todo ese material desde temprana
edad. Los bizantinos no se llamaban a sí mismos griegos, sino que se
consideraban romanos, pues su país seguía siendo Roma".
Una 'boda roja' a lo grande: la venganza de Olga Al fallecer el príncipe Oleg, sube al trono Igor, quien como decíamos volvió a incurrir en Constantinopla hasta dos veces más, en los años 941 y 944 . Aquí emerge una isla de la que se ha hablado mucho en el presente, ya que fue anexada a Rusia en 2014. Nos referimos a Crimea , que en aquellos años era uno de los mayores puntos estratégicos contra Bizancio. Tal y como cuenta el historiador Rainer María Matos Franco en su libro 'Historia Mínima de Rusia ',
el emperador Constantino VII concedió varios privilegios (entendemos
que comerciales) a los Rus para que no se anexaran Quersoneso, una
antigua ciudad griega localizada al suroeste de la ciudad de Sebastopol.
El entierro del Príncipe Igor, por Henryk Siemiradzki. Sin embargo, el reinado de Igor no duraría demasiado, ya que fue asesinado por los drevlianos, un pueblo eslavo que habitaba al oeste de su territorio agazapado en la frondosidad boscosa del este de la actual Ucrania. Era el año 945, y Olga, la viuda del rey, sube al trono como regente.
Los eslavos, algo inquietos, quizá ante la perspectiva de haber
ofendido a la actual reina de Kiev, trataron de convencerla para que se
aliara con ellos proponiéndola matrimonio con su heredero al trono. ¿La
reacción de ella? Enterrar a sus mensajeros. Aun así, decidió aceptar la
pedida de mano y encargó que los drevlianos trajeran a sus hombres más
distinguidos para acompañarla en su viaje. Cuando llegaron, les
invitó a descansar en una casa de baños, cerró las puertas de la
estancia y ordenó prenderla fuego, quemándolos vivos.
Por si fuera poco, se dirigió a la ciudad de los drevlianos con un gran
ejército y la sitió. Cuando pidieron clemencia, ella tan solo les pidió
que se hicieran con tres palomas y tres gorriones, como relata 'La Piedra de Sísifo'.
Al caer la noche, los soldados ataron a cada una de las aves un hilo
con un pequeño trozo de azufre envuelto en trozos de tela y las
liberaron para que volvieran a sus nidos. La ciudad entera se consumió en llamas y los que sobrevivieron a tal incendio fueron ajusticiados a sangre fría.
Lo más curioso de la figura histórica de Olga es que siglos después fue canonizada como santa,
ya que fue la primera persona de la realeza de los pueblos eslavos que
se convirtió a la fe ortodoxa. Lo hizo para firmar la paz con el
emperador bizantino Constantino VII, dejándose bautizar
en pleno centro de la capital del Imperio. Evidentemente, entre los
pueblos eslavos ya habían penetrado muchas costumbres y creencias
cristianas, pero esto sienta un antes y un después en la historia de los
Rus, ya que la reina quiso educar a su hijo, Sviatoslav I a la confesión cristiana.
Expansiones a este y oeste: el reinado de Sviatoslav I El reinado de Sviatoslav I arranca con sus flamantes victorias contra los jázaros, situados
al este del territorio ocupado por los Rus, habiendo sido durante años
una de las grandes potencias de esa zona de Europa. En juego estaba tomar la ruta comercial del río Volga,
y cuando antes estas tribus habían impuesto tributos a los eslavos,
ahora fueron los rus los que exigieron a su población que financiasen
sus gastos y empresas militares. "Los rus atacaron y en las ramas no
quedaron ni toronjas ni uvas, ni una sola hoja", fue una de las frases
populares que quedan hoy en día del asalto a Atil , la
capital jázara. Años más tarde, el rey también decide conquistar los
territorios búlgaros, ampliando la federación de este a oeste en el
continente europeo.
Y, de nuevo, arrancó una nueva
guerra contra el Imperio Bizantino, tal vez el único que podía
vencerles. En el año 969, dividió su reino en tres regiones, cada cual
regido por uno de sus hijos. Por su parte, el emperador Nicéforo, en Constantinopla, murió tras ser destronado y asesinado por Juan Tzimisces,
quien a su vez declaró la guerra a Sviatoslav por su invasión de
Bulgaria. Una de las batallas que más se recuerdan es la que tuvo lugar
en la ciudad de Adrianópolis en 970, donde las tropas bizantinas
obligaron a los rus a retroceder en el mapa, volviendo al oeste del río Dniéper.
Ilustración de la muerte de Sviatoslav I a manos de los pechenegos, por Borís Chórikov.
El rey rus murió dos años después, asesinado por la tribu de los
pechenegos en una emboscada, quienes antaño le habrían apoyado en las
conquistas de Jazaria y Bulgaria y en las batallas contra el Imperio
Bizantino. Fue entonces cuando recae el mando en su hijo, Vladimir el
Grande, que disputándose el trono con sus otros dos hermanos en una
serie de conspiraciones urdidas con el rey noruego Hakon Sigurdsson , asciende al poder convirtiéndose en el primer gran rey de lo que luego evolucionará hacia el Estado ruso.
El apogeo y decadencia de la Rus de Kiev Vladimir quedaría asombrado por la cultura cristinana, al igual que su abuela Olga, y terminaría por llevar el culto ortodoxo a la Rus de Kiev con su matrimonio con la princesa Ana, hermana del emperador bizantino Basilio II. Aunque
al inicio causó recelos entre la población, los avances políticos y
culturales que trajo la conversión del paganismo al cristianismo provocó
que las tribus eslavas empezaran a producir su propia literatura. Su descendencia mantuvo el orden y amplió sus fronteras sobre todo al oeste y norte, creando varios principados y centros regionales. Yaroslav I el Sabio, hijo de Vladimir, fue el rey más importante. Sin
embargo, gobernar un territorio tan amplio se hizo sumamente difícil,
lo que desembocó en varias guerras civiles y regionales, además de
declaraciones de independencia como la de la República de Nóvgorod, al
norte.
El fin de la Rus de Kiev viene marcado por el auge de las Cruzadas,
que empiezan a conquistar territorios por el sur y el este en los
inicios del siglo XIII. Pero su punto final vendría de la mano de otro
de los grandes imperios de la historia: los mongoles, los cuales
llegaron a ocupar buena parte del continente asiático, desde su extremo
oriental hasta el territorio de los Rus. Sus principales líderes y
héroes fueron Batú Kan y Subotai , que lideraron un
ejército invencible de arqueros a caballo, entrando por la frontera del
Volga. Una vez conquistados los territorios, los mongoles establecieron
su capital junto a este mismo río, y la llamaron Sarai . A la región occidental de su imperio la bautizaron como la Horda de Horo. Kiev cayó, pero otros principados consiguieron salir adelante y resistir, como la República de Nóvgorod, primera capital histórica del asentamiento de los rus.
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