Cuidar almas, consejos cristianos : los cuadros pintados, la comida cocinada, la ropa hecha a mano ... está llena de la energía personal de la persona que lo ha hecho, esto se puede evitar no concentrándose demasiado en lo que haces, no darle demasiada importancia, ser purista con los pasos a seguir y no creativo ni muy " casero " cuando fabricas algo, lo que sea. Los seres, almas, personas que eligen la oscuridad y sus dañinas creencias con la gente amable y tranquila del lado de la luz primero se aficionan a adquirir esos cuadros, esa comida, esa ropa hecha a mano hasta que acaban matando al autor. Elsto tambien me pasa a mi y busco soluciones para que mis obras esten equilibradas y yo no pierda " darma " o don de Dios o del alma en ellas pero si hablo mucho de esto me hacen daño porque es el lado oscuro.
Los hombres también tejen
María
Paz Braun. Extracto de la conversación con el grupo Hombres Tejedores
con la periodista Rita Cox en Expolana y Hecho a mano
Tiempo de lectura: 8 minutos
Paula Digital. Expolana & Hecho a mano 2016.
En
2015 Claudio Castillo, profesor de inglés y artista escénico que
encontró en el tejido un medio de expresión, empezó a hacer talleres
solo para hombres, que luego evolucionarían a la creación del grupo
Hombres Tejedores. "Los tiempos han cambiado y tenemos que ir
transformándonos. La masculinidad que era válida hace 100 años atrás
quizás no es la misma de hoy en día, entonces esto es parte de eso",
dice el fundador de esta agrupación.
Son un
grupo de profesionales que se encontraron en torno al tejido y que
descubrieron que no eran los únicos hombres a los que les gustaba tejer.
Algunos nunca lo habían hecho y otros lo hacían escondidos, incluso de
sus propias mamás.
Se trata de una tendencia
que llegó a Chile con fuerza el año pasado. Ya en 2014 el diario inglés
The Telegraph publicó un artículo que daba a conocer nuevos movimientos
de hombres que tejían en espacios públicos de grandes urbes, como
Londres y Nueva York, y se refirieron a esta práctica como el nuevo yoga
de los hombres. Actores famosos como Ryan Gosling y Russell Crowe
también se volcaron a tejer como una buena manera para relajarse.
Claudio Castillo, profesor de inglés y artista escénico
"Partí
tejiendo hace 6 años en la universidad al ver a unas amigas que lo
hacían. En mi caso, tiene que ver con una inquietud creativa, me sirve
para expresar ciertas cosas y también es una linda manera de demostrar
afectos, tejerle algo a alguien es un acto de amor súper grande. La
iniciativa de hacer talleres nace de mi necesidad de compartir esto,
porque al final quien teje esta súper solo, yo no conocía a ningún otro
hombre que tejiera. Después me di cuenta de que existen muchos más de
los que uno cree y muchos que tienen la inquietud y no se atreven. A
muchos nos ha pasado que tenemos trancas para tejer en público y ahí
nace la acción que hicimos este año de ir a tejer en público al frente
del Museo Bellas Artes, para sacarse ese susto y normalizar esto".
Ricardo Higuera, periodista
"Descubrí
el tejido hace mucho tiempo, pero mi mamá nunca me quiso enseñar hasta
que le mostré un tejido que hice en el taller de Claudio y me dijo: ¿De
verdad estás yendo a un taller si yo te puedo enseñar? Ya habían pasado
15 años desde la primera vez que le había pedido, así que le dije que
no. Lo primero que tejí es esto (muestra un cuello celeste verdoso). Iba
a ser una bufanda, pero me aburrí y quedó así. Tenía muchos tejidos,
pero ninguno terminado. Este lo terminé el domingo mientras estaba en la
mesa con mi papá. Él ya se ríe y mi mamá me aconseja. El otro día me
dijo: 'tengo que hablar contigo algo muy importante, estuve mirando tus
tejidos y tienes que soltar más el palillo porque estas tejiendo muy
tieso'".
David Bolados, sicólogo
"Tejo
hace 13 años, desde que tenía 18. Todo comenzó con unos palillos que
encontré por ahí, y empecé a tejer y fluyó. Fue como si siempre hubiera
sabido. Empecé a aprender puntos, siempre solo, siempre sintiéndome
único en la especie. Hasta hace un mes atrás, que vi en Facebook que un
grupo de hombres tejedores se iba a juntar en el Parque Forestal y fui.
Los conocí y a muchos les había pasado lo mismo, eran el único hombre
que tejía en su círculo. Llevo muchos años tejiendo, incluso he vendido
mis tejidos. Mi especialidad es la ropa grande: chalecos, abrigos,
cubrecamas. En el grupo compartimos cosas que a todos nos han pasado. Y
nosotros mismos tenemos muchos prejuicios. Yo no sé si a mí me daría el
cuero para ir tejiendo en el metro o en la fila del banco, me da un poco
de envidia cuando veo a una señora en la fila tejiendo y yo mirándome
las uñas".
"Yo
siempre vi a mi mamá tejiéndole ropa a gente y siempre me llamó la
atención el hecho de hacer algo con mis manos, hacer algo único en vez
de estar comprando. El 2014 le dije a mi mamá que quería aprender a
tejer y me dijo que no iba a poder. Pero insistí y ella me enseñó. Hice
mi primera bufanda y después se me olvidó tejer porque tejía muy tenso y
pensé que esta cuestión no era para mí. Pero el año pasado estaba con
unos niveles de ansiedad muy grandes y busqué algo para dejar de pensar
tonteras. Yo había escuchado que tejer ayuda a la relajación y la
concentración, entonces volví. Me ayudó bastante, pero ahora lo hago por
gusto y pasó a ser otra cosa."
Marcelo Arriagada, dueño de la empresa Lanas Rosario
"Tengo
42 años y llevo 35 tejiendo. Mi historia es diametralmente distinta a
la de los demás. Yo soy de Concepción y me acabo de encontrar con ellos
acá, nunca supe que existían otros hombres que tejieran. Mis tres hijos
mayores y mi señora también tejen y mi cuarta hija, de 7 años, está
aprendiendo. Yo no tengo ningún prejuicio porque hago todos los oficios
que están dedicados a las mujeres. Por ejemplo, cocino, igual que mis
tres hijos y así dejamos a la mamá descansar harto el fin de semana.
Entonces más que ser un hobby, es una experiencia de toda mi vida".
Guillermo Hernández, nutricionista
"Aprendí
a tejer porque a mi hermana le pidieron en el colegio que hiciera unos
rectángulos de lana. Entonces mi mamá le estaba enseñando y yo de mono
dije: 'yo también quiero aprender'. Tenía como 10 años. Como vivo en
Concepción, que es una ciudad muy fría, y no me gustan las telas
sintéticas, me hago chaquetas, bufandas, todo de lana. El domingo me
junté con mi hermana, fuimos a un mall y mientras caminaba o vitrineaba,
tejía a crochet. Cuando íbamos en el metro, una señora me dijo: 'nunca
había visto a un hombre tejiendo, qué bueno que lo haga, le está
quedando muy lindo'. Hasta el momento, las veces que he tejido en
público nunca he tenido una mala recepción, todos súper buena onda.
Antes no me atrevía pero ahora me da lo mismo"
Javier Oliva, publicista y decorador
"Decoro piezas de niños y playrooms,
y mis clientas siempre me pedían cosas tejidas para vestir a los
muñecos que confeccionan, o para fundas de cojín. Y como siempre trabajo
con mujeres embarazadas, que tienen expectativas altas, y había gente
que no me cumplía bien con los encargos, dije: 'ya, pongo las manos yo
en la masa y me pongo a tejer'. Soy bien amateur, no tejo con puntos
especiales ni nada, pero ya he hecho fundas y chalequitos para muñecos.
Estoy fascinado con el grupo y con la experiencia de tejer, para mí ha
sido fantástico".
Felipe Sepúlveda, diseñador en retail
"Llegué
al curso de Claudio en enero para buscar técnicas de arte, me gusta
pintar y me dedico un poco a eso. Ese fue el primer objetivo. He hecho
varias cosas para mis hijos, para que pasen el invierno calentitos. Lo
primero que hice fue una bufanda súper delgada que parece un calcetín,
pero a mí me encanta. Nunca había visto bufandas tan delgadas y yo
quería una".
Andrés Norambuena, químico farmacéutico
"Partí
el tejido porque siempre vi a mi madre tejiendo, pero ella estaba en
contra de que yo lo hiciera, porque encontraba que era solo para niñas.
Cuando ella salía, yo agarraba los palillos en secreto y me ponía a
tejer, cuando ella venía de vuelta, lo desarmaba y guardaba todo. Lo
último que aprendí fue el telar, en una marcha que hubo en Santiago.
Había una artesana en el suelo con un telar cuadrado, y yo quería un
cuello que habían comprado recién y ya no estaba. Le dije que quería uno
de tales y tales características y me dijo: 'pero quédate, me demoro
media hora'. Me senté al lado y le pregunté si podía mirar. Pero no solo
miré, sino que memoricé todos los pasos, llegué a la casa y me compré
el telar y la lana. Mi trabajo es estresante a ratos, y es algo muy
distinto a esto, entonces acá me relajo, arreglo mi mundo, mi cabeza,
todo".
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