SÁBADOS DE CAMPO Audio | Una buena dieta alta en calorías para las aves silvestres
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Audio | Una buena dieta alta en calorías para las aves silvestres
Cuando el frío arrecia y la nieve cubre el paisaje, los comederos artificiales se convierten en un bullicioso lugar de encuentro para los pájaros. Aleteos, sacudidas, zumbidos... el espectáculo sonoro está servido
Han pasado las nevadas pero la nieve se mantiene. Llegan malos tiempos para los pájaros forestales. Muchos de ellos hicieron depósitos de semillas durante los tiempos de abundancia, o memorizaron las coordenadas de lugares con comida en la naturaleza.
Pero la nieve uniformiza el paisaje, las pistas se pierden y todo queda bajo un manto blanco donde, además, no se puede meter el pico para husmear. Así pues, una fuente de comida como esta, bien provista de grasas y semillas y, aparentemente, inagotable, puede significar sobrevivir una noche gélida más.
En torno al comedero el sonido es cercano, cerrado, predominan los zumbidos de los aleteos, las enérgicas sacudidas que arrancan y detienen las trayectorias de los pájaros. Y constantemente se oyen los reclamos, más o menos amables, de jilgueros, lúganos, carboneros, herrerillos comunes, algún petirrojo y los gordos pinzones vulgares: donde hay necesidad siempre hay gresca. Mientras, los comensales, que tiran más comida de la que pueden tragar, bajan al suelo nevado. Ahí, oscuros contra el fondo blanco, son presa fácil.
Tanto griterío llama la atención de las aves de presa forestales. Fugazmente, casi sin tiempo para verlo venir, un gavilán cruza el claro y se abalanza sobre la nieve. La rapaz domina la persecución en vuelo, la caza en el suelo no es su técnica, y el instante que necesita para picar proporciona a los comensales el tiempo justo para escapar
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