Macron defiende su "necesaria" reforma de las pensiones y llama a un nuevo pacto ante las "demandas de justicia social"
Francia vive tiempos convulsos y Emmanuel Macron algunos de sus peores días al frente de la República. Buena parte de la culpa la tiene su polémica reforma de las pensiones, que eleva la jubilación hasta los 64 años y plantea otros "esfuerzos" que han puesto al país en pie.
Ni el visto bueno judicial del Consejo Constitucional a la mayoría del texto ha calmado los ánimos de la calle, que colecciona manifestaciones multitudinarias contra un plan que Macron y su entorno defienden como "necesario". Este lunes ha vuelto a hacerlo en un discurso a la nación, en tono conciliador como se esperaba.
En él, ha propuesto un nuevo "pacto social" junto con empresarios y sindicatos, al reconocer que existe una "demanda de justicia social y de renovación de la vida democrática", ante la cual "la respuesta no puede estar en el inmovilismo ni en el extremismo".
Eso sí, el plan aprobado no cambia y menos tras el visto bueno constitucional del que Macron no ha dudado en presumir, aunque su aplicación no será inmediata.
Macron promete meses de adaptación y las calles vuelven a llenarse en su contra
"Los cambios previstos por la reforma de las pensiones entrarán en vigor gradualmente a partir del otoño", ha añadido en otro momento de su intervención, tras haber apuntado que fue aprobada "de acuerdo con la Constitución". Al menos, esto no lo ha matizado, en la mayor parte del texto, ya que el Constitucional avaló 30 de los 36 artículos, los que incluían los principales aspectos del nuevo texto.
Sin embargo, no ha dejado de reconocer su "lamento" por no haber encontrado el apoyo parlamentario suficiente y verse obligado a aprobarlo vía decreto, ante la falta de respaldo en la Asamblea Nacional.
Sus palabras han llegado a horas de verse con la patronal, este mismo martes, en un encuentro que los sindicatos han descartado. A estos últimos, Macron les ha recordado que la puerta "siempre estará abierta", si bien han rechazado volver al Elíseo hasta que no se planteen alternativas para rechazar el plan ya aprobado.
Cuando el reloj apenas pasaba un minuto de las 20:00, hora prevista de la emisión y Macron comenzaba su discurso, centenares de plazas se han unido en una cacerolada popular contra el presidente. También en los alrededores del Ayuntamiento de París, uno de los epicentros del desencanto y los disturbios que rodean la 'pelea' por las pensiones.
De "presidente pirómano" a "robo de dos años": la oposición vuelve a atacar con fuerza
Al igual que ocurrió tras la aprobación del Consejo Constitucional, las fuerzas contrarias a las siglas de Macron se han unido en el reproche. Su rival en la segunda vuelta de las presidenciales, la ultraderechista Marine Le Pen, ha acusado al presidente de volver a "darle la espalda e ignorar el sufrimiento" de la sociedad en un breve hilo en Twitter.
"Esta práctica desconectada, solitaria y obtusa del poder anuncia la continuación de un quinquenio de desprecio, indiferencia y brutalidad del que habrá que salir por las urnas", ha rematado la líder de la Agrupación Nacional.
Por su parte, el fundador de la izquierdista La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, ha indicado que Macron se encuentra "fuera de la realidad". "Asume el robo de dos años de libertades. Las cacerolas suenan más certeras", ha sentenciado, aludiendo a esas concentraciones populares
El responsable del Partido Socialista, Olivier Fauré, ha ido más allá al hablar de un "presidente pirómano" que promete 100 días para apagar el fuego que alimenta a diario", como ha sentenciado también en Twitter.
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