martes, 9 de agosto de 2022

Yo ahorraba con la hucha, no habia nadie que fuera a robarme, y sin embargo tuve que dejar de meter alli las monedas porque acababan faltando, aunque tengo que decir que me ha pasado luego en todas partes, cuando no es dinero es algo que cuesta dinero, algun dia escribiré un libro sobre mis situaciones extrañas con el dinero si me lo publican.

 

" Lo que el tiempo se llevó ", es cierto que se lo lleva, yo menos mal que conseguí finalizar todos los intentos de mejorar y les puse un broche de oro que otros me quitaron injusta e ilegalmente, pero lo he denunciado para no perderlo. Me podía haber quedado sin nada, con los intentos a medias, pero acabe la carrera que habia empezado y subí un escalón que asentó mi vida, aunque como ya he dicho, está confiscado como prueba judicial, por decirlo de alguna manera.


Ahora estoy aprendiendo lo que no supe nunca porque no me lo enseñaron en mi infancia ni luego tampoco, a cuidarme, a cuidar mi salud, a cuidar mi vida, a evitar lo peligros para no perderlo todo, a evitar los accidentes.


 Lo primero en la vida no es estudiar, ni siquiera trabajar para conseguir el sustento, el alimento y el cobijo que resguarda de las inclemencias, lo primero es evitar las malas calles, las malas prisas que provocan accidentes, las malas gentes, todo lo malo, aprender a tener una habitación bien confortable aunque sea con cosas económicas donde no haga frio en los inviernos muy frios y tambien a tener un plan de escape con opciones económicas y ¨dejar esa vivienda atras  en caso de guerra o cualquier otro problema. 


Hablaré de todo esto cuando sepa bien arroparme en invierno y evitar el excesivo  calor en verano y todo lo demas que hará que me encuentre mejor y entonces yo viviré mejor y elegiré mejor y mi vida irá siendo mejor. Acabo de enterarme este año que el termo tambien protege el frio de los líquidos y los hielos, nunca lo pensé, yo pensaba en el termo era solo para agua caliente en invierno con la que hacer un café o colacao. 


Yo iba a Santander desde Vizcaya a tomar un café el Sábado o el Domingo, 20 minutos en coche,  cuando ya no aguantaba más la presión del Pais Vasco, me costó mucho salir de ahí. 

Que pena de hucha, no las rompais, las hay con una tapa para sacar el dinero. Todavia me acuerdo de aquella hucha de madera con forma de casa en 1983 cuando yo tenía 09 años de edad, ya lo conté en los blogs. Los negocios de bacalao supongo que siguen bien. Para detalles el teléfono, ahí está todo contado.


Por ahí sigue la fantástica diciendo que mi cuerpo es suyo cuando yo me muera, procuraré vivir todo lo que pueda solo para atrasarle el momento y que le valga para lo menos posible. Es genocidio.


Esas llamadas las hizo ella, el teléfono es otro, en 1992 en adelante, tambien estan grabadas. 



Cuando ahorrábamos con la hucha

En el pasado las familias inculcaban a los más pequeños una gestión prudente de su dinero




JAVIER RODRÍGUEZSantander



Se habla mucho hoy de la economía, pero en otras décadas la cuestión era igual de importante. De hecho, nuestros padres nos inculcaban a los críos desde que éramos muy pequeños la importancia que tenía ahorrar. Para ello se pusieron de moda las huchas. Las más populares en la tierruca fueron las de la entonces denominada 'Caja de Ahorros de Santander y Cantabria'. Por cierto: había que llevarlas a las oficinas de la entidad bancaria para abrirlas.



Una de aquellas huchas de la 'Caja de Ahorros'. / DM

Las huchas que más se vendían eran de cerámica y tenían forma de cerdito. Una vez que se llenaban, la solución más rápida para comprobar cuánto dinero se había acumulado en su interior consistía en darles un buen martillazo. En un 'plis-plas' empezaba a contarse, en plan Tío Gilito, el tesoro. ¡Qué ilusión generaba, en ambos tipos de hucha, comprobar la cantidad!

En las carteras no solía haber mucho dinero...

Como disponer de dinero para poder meterlo en la hucha no resultaba habitual, cualquier «extra» inesperado o regalo monetario con motivo de un santo, cumple, etcétra, solía derivarse hacia tal invento pro ahorro. De esta manera aprendimos varias generaciones de españolitos a valorar las pesetas (que, como se decía, «cuesta mucho ganarlas»). Eso no ha cambiado.

Las huchas alcanzaron popularidad también en la calle. Un ejemplo solidario fueron las del 'Domund', con las que se pedía «la voluntad» de la ciudadanía «para las misiones».

Huchas del Domund con las que se pedía para las misiones. / DM

Numerosos niños de ahora, habituados a otro nivel de vida (es decir, a que cualquier capricho que le planteen a papá o mamá se convierta de inmediato en realidad), no comportan igual que los de antaño. Error. Sus progenitores tienen ahí una enorme responsabilidad. ¿Motivo? Sencillísimo: el destino no siempre será económicamente próspero para ellos cuando se conviertan en adultos. A ahorrar se debe aprender desde una corta edad. La experiencia, siempre clave en la vida, así lo indica.

Hucha de barro, con forma de cerdito, abierta de manera contundente. / DM

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