Grandes yacimientos celtas. La tumba de la dama de Vix
La tumba de Vix es un túmulo funerario cerca de la villa de Vix en la región de Burgundia. A pesar de que es conocido por el famoso enterramiento de una princesa celta, en realidad para el mundo académico es conocido desde principios del siglo XX cuando se excavó por primera vez el oppidum de Mont Lassois. Los dos lugares forman parte de un complejo arqueológico que incluye varios túmulos más.
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El descubrimiento de la tumba de Vix
La tumba en sí fue descubierta casi por casualidad. Siguiendo una acertada intuición, el agricultor y arqueólogo aficionado Maurice Moisson, hizo un asombroso descubrimiento a los pies del Mont Lassois, un lugar estratégico para el comercio de esclavos, estaño, oro y hierro de la prehistoria europea donde ya se especulaba con un importante asentamiento en la zona.
Moisson, tras descubrir una pequeña elevación de apenas 25 cm sobre el nivel del terreno que lo rodeaba y restos de cerámica esparcidos por el túmulo, decidió hacer un sondeo que, tras una semana de intenso trabajo, empezó a dar sus frutos.
Salía a la luz una pieza de bronce, un asa de bronce ricamente labrada, que, al seguir excavando, estaba acompañada de otras piezas de gran valor que hacían deducir la importancia de lo que allí se iban a encontrar.
Al darse cuenta de la magnitud del hallazgo, a la excavación se unieron dos expertos que ayudarían a arrojar luz a la magnitud del descubrimiento: Paul Wernert y Guy Gaudron.
Corría el mes de Enero de 1953 y los expertos aseguraban que se encontraban frente a una típica sepultura de carro hallstática, muy similar a las encontradas de los reyes celtas que habitaron esa zona. El hallazgo de huesos sobre un carro y todas las riquezas que rodeaban la tumba, hicieron pensar desde un primer momento, que la persona que allí yacía era una persona de alto estatus.
La tumba, datada sobre el 500 a.C. nunca había sido profanada y contenía el esqueleto de una mujer de entre 30 y 40 años, que medía 1,60m de altura y que fue enterrada alrededor del 480 a C. Rodeada de joyas artesanales (collares, brazaletes, pulseras…) y de un maravilloso torque de oro, hace pensar que podría ser una princesa celta o una sacerdotisa. Otras piezas de gran belleza y valor también acompañaban a la mujer en su viaje al otro mundo.
Una tumba a los pies de un poblado fortificado
Mont Lassois es uno de los yacimientos más representativos de los poblados principescos de centro-europa. Construido con murallas de más de 8 metros de espesor la excavación en su interior desveló edificios de muy diversas características. Un complejo urbano de viviendas, talleres, mercados, y almacenes, típico de un gran asentamiento comercial. No es para menos. El enclave está situado en medio de las rutas de paso del estaño británico, ambar del báltico, etc hacia el mundo mediterráneo. Hasta allí llegarían remontando los ríos, los comerciantes griegos que gustaban de deleitar a los jefes locales con regalos de prestigio. En ese contexto debemos ubicar la enorme crátera y las piezas de cerámica encontradas.
Toda princesa tiene un palacio, y la dama de Vix no es menos. En 2006 se descubrió un enorme edificio en el centro del yacimiento, con unas dimensiones de 35 x 21 metros y una altura estimada de 12 metros. El edificio reune características de un megaron griego y es un descubrimiento sin precedentes en Europa.
En el lugar se han encontrado más de 40.000 fragmentos cerámicos, tanto de producción local como importados a través del comercio griego, ánforas, etc… La joyería es de un gusto refinado, en oro o bronce con incrustaciones de oro, ámbar o coral, posiblemente de orígen mediterraneo y local.
La tumba de Vix
La cámara forrada de madera tiene unas dimensiones de 4×4 metros y se ubicaba originalmente bajo un túmulo de 42 metros de diámetro y cinco de altura. La mujer descansaba sobre la estructura de un carro, cuyas ruedas estaban alineadas en la pared detrás de ella.
Entre las joyas que portaba está este fantástico torques de oro, otro de bronce, seis fíbulas, seis brazaletes y varios collares de cuentas de ámbar.
La tumba también contenía productos importados de italia y del mundo griego, todos relacionados con la preparación del vino, auténtico producto estrella en centro-europa en la Edad del Hierro. Entre ellos la inmensa crátera de bronce (la más grande descubierta hasta hoy), una pátera de plata, un oinochoe de bronce para escanciar y vasos de cerámica ática con restos de vino de la zona mediterránea y que seguramente servirían para brindar en su despedida del mundo terrenal.
La crátera de Vix es la pieza de bronce mas grande conservada de esa época. Tiene una capacidad de 1100 litros y pesa un total de 208,6 Kilogramos. Una pieza única minuciosamente decorada que se ha conservado a lo largo de los siglos.
Algunas curiosidades de la crátera
-Estaba
compuesta de siete o más piezas individuales con marcas alfabéticas,
que nos hacen pensar que fue transportada en partes y montada en el
lugar.
-El jarrón propiamente dicho, hecho de una sola lámina de
bronce martillado, pesa unos 60 kg. Su fondo es redondeado, su diámetro
máximo es de 1,27 m, y su capacidad es de 1.100 litros. Sus paredes
tienen un grosor de sólo 1 mm a 1,3 mm. La kratera se encontró aplastada
por el peso del material del túmulo que estaba encima de ella. Se había
telescópico completamente: las asas se encontraban al mismo nivel que
la base. Fue restaurada después de la excavación.
-Su pie está hecho
de una sola pieza moldeada, su diámetro es de 74 cm, su peso 20,2 kg.
Recibe el fondo redondeado del jarrón principal y asegura su
estabilidad. Está decorado con motivos vegetales estilizados.
-Las tres asas, sostenidas por leonas rampantes, pesaban unos 46 kg
cada una. Cada una es una voluta de 55 cm de altura, cada una está
elaboradamente decorada con una gorgona que hace muecas, un motivo común
en los bronces griegos contemporáneos.
-Un friso de hoplitas decora el cuello del recipiente, que está hecho de un anillo de bronce insertado en el jarrón principal y que sostiene las asas. En él se representan ocho carros, cada uno de ellos tirado por cuatro caballos y conducido por un cuadriguero (representado más pequeño que los hoplitas por razones de espacio), cada uno de los cuales va seguido de un único hoplita completamente armado a pie. El friso es un importante ejemplo del arte griego temprano de relieve en bronce, que raramente ha sobrevivido.
-La tapa era una chapa de bronce martillado, con un peso de 13,8 kg y con una forma que se ajustaba a la abertura de la krater. Es cóncava y está perforada por múltiples agujeros, probablemente porque también servía como colador para purificar el vino. Un saliente en su centro sostiene una estatuilla de bronce moldeado de 19 cm. que representa a una mujer con un brazo extendido, que en su día pudo haber sostenido algún objeto. Lleva un peplos, la prenda griega antigua que llevan las mujeres, y su cabeza está cubierta por un velo. La estatuilla parece de un estilo algo más antiguo que las figuras del resto de la vasija.
La arqueología es una ciencia que está en continua evolución. Es muy permeable a nuevas técnicas (datación, detección, etc…) y tecnologías (tanto de la información como de otras ramas de la ciencia). Este progresivo enriquecimiento de las técnicas de estudio del pasado permite responder a preguntas que quedaron sin respuesta y a la vez descubre nuevas pistas que con las técnicas precedentes hubiera sido imposible detectar. Os podría poner muchos ejemplos de cosas que si le hubieran dicho a Howard Carter que se iban a poder hacer en el futuro pensaría que le estabamos tomando el pelo.
La de 1953. Una excavación parcial
Los trabajos de entonces se centraron en analizar los restos correspondientes a la cámara sepulcral. Sin embargo, las técnicas empleadas entonces sólo permitieron una excavación parcial del sitio. Por ejemplo no existe una vista general del túmulo, ni tampoco algo tan básico como un estudio estratigráfico de la cámara. Por tanto quedaron muchas preguntas por responder, que los arqueólogos intentan explicar desde finales del año pasado con el uso de drones, fotogrametría y modelado 3D del lugar
Sólo en intervenciones recientes basadas en estudios geofísicos, confirmaron la existencia del túmulo que contendría la tumba de Vix. Tiene un diámetro de 40 metros, coronado con una cúpula de piedras. En el borde debió tener un paramento de bloques pétreos traidos de otra zona. Un muro revestido de piedra de unos 2 metros de altura, lo que confirma el caracter monumental de la tumba de Vix. Pero de momento el túmulo ya ha revelado algunos indicios. Por ejemplo que fue nivelado ya en un periodo muy antiguo. En los niveles de excavación inmediatamente superiores a la cámara han aparecido restos arqueológicos esparcidos que sugieren que el túmulo fue destruido muy pronto.
La cámara sepulcral aparece delimitada por una capa de grava, esa parte no ha sido explorada lo que podría dar lugar a nuevos hallazgos. Es más, en el relleno de la excavación de 1953, se detectaron clavos de bronce que seguramente adornaban la cámara. Es algo que hoy en día parece impensable, pero es una muestra de que las excavaciones de entonces se hicieron a prisa y no con excesivo cuidado según los investigadores actuales.
Posibles nuevos descubrimientos
Las posibilidades son enormes. Realmente se ha excavado una pequeña parte del túmulo, aunque lo expuesto es ya de por sí de una importancia excepcional, pero sin un reconocimiento al completo de todo el monumento funerario no se puede descartar la aparición de cámaras auxiliares, ni tampoco de otras partes de la tumba que podrían contener información fundamental para la comprensión del periodo histórico en el que se encuentra.
BIBLIOGRAFÍA
INRAP: NOUVELLE FOUILLE DE LA TOMBE PRINCIÈRE DE VIX : PREMIERS RÉSULTATS
RECURSOS
https://www.celtica.es/grandes-yacimientos-celtas-la-tumba-de-la-dama-de-vix/
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