miércoles, 30 de enero de 2019

"Recuerdo perfectamente hoy ver a mi compañero de la enfermería de Auschwitz, donde me pusieron a trabajar, con la cabeza agujereada por las balas", cuenta, emocionada, una mujer que conoció allí al doctor Mengele, el ángel de la muerte. " - Tras años recibiendo órdenes y palizas, no sabes cómo gestionar tu libertad. - "No puedo acumular comida en casa porque en el campo de concentración era peligroso guardar alguna ración de alimento. Si te encontraban un pedazo de pan escondido durante una inspección, te castigaban con una paliza o la muerte. Como resultado, hoy sólo compro lo que necesito para el mismo día".


https://www.elmundo.es/internacional/2019/01/29/5c4f547221efa07b738b469b.html


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