Una maceta de cerámica con una planta muerta decora la tumba del expresidente del Gobierno Carlos Arias Navarro. Un metro más allá, en la siguiente fila, otra maceta que contiene tierra y hierba seca preside la lápida de otro expresidente de Gobierno, Luis Carrero Blanco. A los flancos, hasta siete ministros del franquismo, entre ellos Juan José Rosón Pérez (Interior), Pablo Martín Alonso (Ejército) o Demetrio Carceller (ministro de Industria y patriarca de una saga empresarial que llega hasta nuestros días), corren la misma suerte de abandono, solo que en sus lápidas no hay macetas que muestren al visitante lo solos que están.
El cementerio de Mingorrubio, en el distrito de El Pardo en Madrid, condensa un asombroso número de altos cargos del franquismo por metro cuadrado. Comenzando por Carmen Polo, esposa de Franco, cuyos restos descansan en un enorme panteón privado justo a la entrada del cementerio, pasando por sus exministros, sus militares fieles, como su primo y secretario Francisco Franco Salgado-Araujo o Carlos Iniesta Cano(director de la Guardia Civil), sus profesionales de prestigio, como el constructor José Banús o el arquitecto de cabecera Luis Gutiérrez Soto, o intelectuales como el periodista y dramaturgo Joaquin Calvo Sotelo o los historiadores Antonio Romeu de Armasy José María Jover Zamora. Sin olvidar un nutrido grupo de empresarios del régimen, como los Echeverría Canales(Iberpapel y Viscofan) o la ilustre alianza familiar Pemán-Domecq. También losFernández de Villavicencio Eleta, actual marqués de Larios, o los Kindelán García Monzón, del Grupo Recoletos. Más un invitado especial de funesta memoria en su país, el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, enterrado en un lujoso panteón negro junto a su familia.
Los Fierro tienen hasta tres panteones: los Torróntegui Fierro, los García de la Noceda Fierro o los Fierro Jiménez Lopera, del que fuera presidente del Banco Ibérico y vicepresidente del Banco Central; el de los López Madrid, los Alcocer, los Cortina, los Oreja Aguirre… Así, hasta medio centenar de panteones diseminados por el cementerio de Mingorrubio.
Panteón de la familia Oreja Aguirre.
1 DE 4 © Proporcionado por Titania Compañia Editorial S.L.
Sorprende que tal cantidad de nombres ilustres, muchos de los cuales gozaron de fama y opulencia en vida, dispongan de tan poca atención una vez muertos. Incluso el gran panteón en el que reposa Carmen Polo y que, según los conocedores, se construyó para albergar los restos de Francisco Franco, luce un estado de semiabandono. La enorme cristalera que preside la entrada está infestada de telerañas y polvo, reflejo de que hace muchos años que ese portón que da acceso directo a la capilla principal no se abre. En el interior, una capilla de mármol con seis bancos y un Cristo en la cruz esperan una misa que nunca llega.
Un operario, el único que trabaja en Mingorrubio, confirma que los Franco no se prodigan mucho en visitar a su matriarca. Tampoco al resto de ilustres de la dictadura. "Este cementerio es muy tranquilo. Al día no vendrán más de 10 personas, si llega. Es muy raro que haya alguien frente a la tumba de algún alto cargo de Franco", confiesa mientras procede en silencio con su rutina diaria. En un lateral del panteón de los Franco se encuentra la puerta de entrada a la cripta privada de la familia. Se puede ver el inicio de unas escaleras que bajan a la tumba de Carmen Polo y a otra tumba aún por utilizar, la que se dispuso para Francisco Franco y que el propio dictador siempre creyó que sería para él. "¿Te ha gustado, Carmen?", preguntó el dictador a su esposa una vez completada la obra. “No, me pareció muy lujosa", respondió esta según desveló años atrás el periodistaRufo Gamazo Rico. Luego se cruzaron laoperación Lucero y el Valle de los Caídos y el resto ya es historia.
"Donde ella está enterrada [por Carmen Polo] no hay seguridad, no puede estar allí enterrado mi abuelo. Hoy en día no se contempla", dijo días atrás Francis Franco, nieto del dictador, ante el creciente rumor de que Franco sería inhumado junto a su esposa en Mingorrubio una vez se ejecute su salida del Valle de los Caídos. Esa afirmación taxativa choca de frente con la realidad. Mingorrubio reúne todos los requisitos para depositar los restos. En primer lugar, la familia dispone de un panteón privado y hasta hay una urna esperándole; en segundo lugar, la llegada del dictador a un camposanto en el que reposan docenas de prohombres del régimen no generaría ningún conflicto ni con las familias ni con la comunidad local de El Pardo, y en tercer lugar, se trata de un cementerio en mitad de un páramo,apartado del núcleo urbano, al que solo se puede acceder por una única carretera que obliga al visitante a cruzar varios complejos del Ejército y de la Guardia Civil.
"Aquí hay un vigilante de seguridad de 9:00 a 17:00 y no hay mucha escapatoria. Con que pongan un par de cámaras de seguridad lo tendrían controlado", opina el operario. Quien deberá valorar las medidas de seguridad y adecuar el espacio no es otro que el Ayuntamiento de Madrid, que además de ser titular del cementerio es el responsable de mantener la capilla y cripta privada de los Franco a perpetuidad, según un controvertido acuerdo firmado con Patrimonio Nacional y del que dio buena cuenta el portal Madridiario. Es más, el ayuntamiento debe pagar un canon anual a Patrimonio Nacional en base a ese acuerdo, ratificado por el entonces alcalde, Carlos Arias Navarro.
Según el Archivo de Villa, el panteón costó 6,88 millones de pesetas más otros 4,64 millones en ornamentación, obra de los más afamados artistas del régimen, entre ellos José Espinós ySantiago Padrós. Todo fue costeado íntegramente por el ayuntamiento sin que mediaran licencias municipales, si bien la obra se adjudicó a la empresa Constructora J. Quijano el 21 de mayo de 1969. "Existe reconocida urgencia en la realización del proyecto, ya quecircunstancias imprevisibles demandan una inmediata ejecución que no da lugar al desarrollo de los trámites licitatorios", contemplaba el documento de aprobación del panteón de los Franco, cuyo proyecto empezó a gestarse tras el misterioso accidente de caza que sufrió el dictador en diciembre de 1961 y no se completaría hasta el año 1972.
Paradojas del destino, deberá ser el actual Gobierno municipal de Manuela Carmena el encargado de velar por la seguridad de los restos de Francisco Franco si la familia opta finalmente por depositar el cadáver junto al de Carmen Polo, enterrada en Mingorrubio tras su muerte en febrero de 1988.
https://www.msn.com/es-es/noticias/espana/telara%c3%b1as-y-flores-muertas-en-mingorrubio-as%c3%ad-es-el-cementerio-de-los-jerarcas-de-franco/ar-BBMxllC?li=BBpmbhJ
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