viernes, 31 de agosto de 2018
Si lo comparabas, España parecía un país joven y dinámico. Pero luego se empieza a dar la vuelta la tortilla y te das cuenta de que en España nos estábamos olvidando de la tradición, del pasado, de lo bueno que tiene la experiencia. Italia mira constantemente al pasado, siempre está en el retrovisor. España solo miraba al futuro cuando mirar hacia atrás, tener una buena relación con el pasado, cuidarlo y revisarlo es esencial. De repente, en España se construían paseos marítimos y se quitaban los empedrados de toda la vida. Lo viejo daba grima; se rehacía, alicataba o tiraba. El pasado era algo de lo que había que desprenderse. En Italia aprendes que la tradición y la historia son importantes. Imagínate en Roma, que la ciudad era así hace 2000 años. Aquí vives inmerso en la historia. Tengo amigos que venían a Roma y decían que estaba todo roto y viejo, cuando a mí me parece maravilloso. ¡Qué obsesión con tenerlo todo recién pintado!
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